Asociación Cultural Emilio Carrère
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lunes, 10 de septiembre de 2012

RELATOS GANADORES. 2012



Tras celebrarse el pasado sábado día 1 de septiembre la entrega de premios que tuvo lugar en el Centro Cultural Alfonso XII, en El Pardo, publicamos a continuación los relatos ganadores tal y como se anunciaba en las bases del concurso, que ademas estuvieron expuestos durante el transcurso de las Fiestas Patronales de Nuestra Señora del Rosario.



PRIMER PREMIO:
LOS OJOS CERRADOS


La chica cierra los ojos.
Empieza a acariciar el instrumento. Respira aislándose totalmente del público. 
El arco empieza a moverse, los dedos bailan sobre el violín.
Sus oídos disfrutan con cada nota. Siente el vibrato y el movimiento de las  notas.
 Oye voces y toses en el fondo de la sala pero no la distraen. Lleva mucho  tiempo ensayando.  Sabe cómo es el ritmo y lo marca con el pie. No se olvida  de ningún bemol ni sostenido,  siente que las ligaduras y las semicorcheas  bailan solas en el aire. Las notas activan todos sus sentidos y recorren todo su  cuerpo. No piensa en nada, sólo disfruta y se deja llevar. No oye nada a su alrededor.  La pieza se está acabando, no quiere dejar de sentirse así. Pero todo tiene su  final.
Sin prisa abre los ojos, regresando a la realidad. Tranquila y satisfecha mira su  estuche abierto, está vacío. La gente pasa por el Metro ignorándola, excepto un  niño, con los ojos grandes, muy quieto, que la está mirando fijamente.  De  repente la sonríe y se va con su madre. Con los años será un violinista famoso.
Y siempre tocará con los ojos cerrados.

PAULA OLIVA GIL





SEGUNDO PREMIO:
EL MIEDO ANIQUILADO



Se acabó, decidió Carmen, sacando apresuradamente la maleta del fondo del armario.
 Un gesto de dolor asomó a su amoratado y vencido rostro. No había una sola parte de su cuerpo, antaño grácil y esbelto, que no estuviera magullada, marcada por el odio irracional y la frustración cobarde.

Lágrimas de rabia y de impotencia resbalaron por sus mejillas. Las apartó furiosamente con el dorso de la mano, pero, enseguida, brotaron más. Vaya, pensó con tristeza, aún puedo llorar.
Sin perder un minuto, amontonó en la maleta sólo lo necesario.

Con ojos enrojecidos y mirada nerviosa, echó un último vistazo al dormitorio conyugal. Esas cuatro paredes, que habían sido una vez refugio de pasiones y fuegos, se convirtieron en refugio permanente de dolor y de miedo exacerbado.
Agarró con determinación la maleta y se dirigió a la puerta principal. Al otro lado, pululaba la incertidumbre, pero también la esperanza.
Con gesto decidido, cerró la puerta al sufrimiento, consciente de que el resto de su vida comenzaba en ese mismo instante.

Y, por primera vez en mucho tiempo, sonrió.

DELIA VAZQUEZ BLANCO







TERCER PREMIO:
LIMPIEZA BUCAL


 La cara del hombre que tenía sentado enfrente le resultaba ciertamente familiar.  No sabía si lo había visto en la televisión, o tal vez en el periódico, pero sabía que debía  ser famoso por algún motivo. Estaba dispuesto a levantarse para acercarse a él y  entablar conversación, pero cuando hizo el ademán de aproximarse, se percató de que  aquel hombre se levantaba para irse. Pensó que no era apropiado entretenerle con su  charla, si era él el siguiente en entrar a la consulta del médico
 Lo extraño fue que aquél individuo volvió a tomar asiento, como si se hubiera  confundido de número. Esta era su ocasión, ahora podría acercársele. Pero, de nuevo, al  intentar ir hacia él, el hombre se levantó, mirándole fijamente.

 Es lo que tienen los espejos.


JUAN JOSE TAPIA URBANO



Queremos dar las gracias de nuevo a todos los participantes del I Concurso de Relato Corto Emilio Carrère.