Asociación Cultural Emilio Carrère
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martes, 9 de agosto de 2016

La Copa de Verlaine


La influencia de los poetas malditos caló en la vida de Carrère y ciertamente vemos esa influencia en sus obras. La copa de Verlaine fue escrita en 1918, obra donde podemos apreciar un claro ejemplo del influjo de la corriente decadentista.

Se entiende por Decadentismo al grupo de escritores y poetas, artistas y filósofos de su tiempo, cuya semilla del pensamiento se  desarrolla en Francia, a fines del siglo XIX. El argumento principal de esta corriente fue la de golpear a la moral y a los modales de la burguesía tradicional, bajo la tentativa de suprimir y distorsionar lo tradicional, resaltando la individualidad heroica y sumergiéndose en las más oscuras sensaciones de la sensibilidad humana.

La copa de Verlaine es una novela que se compone de 25 relatos, 25 pequeñas historias que cuentan y enfatizan al mismo tiempo, la vida malsana y perturbada de los personajes a quien  Emilio Carrere admiraba. Precisamente la primera de las historias toma el nombre de la obra, La copa de Verlaine,  ahí el autor cuenta la historia de un tal Pablo Verlaine, un viejo poeta consumido por el alcohol, un beodo con una prodigiosa pluma, capaz de escribir cientos de poemas, pero maldecido por su horrorosa y desafortunada forma de vivir.

En el relato, el autor intenta explicar la poderosa  solemnidad de un poeta,  que aunque con una vida desordenada, de alguna manera, era parte de su espíritu creador de poeta, podría decirse que era un mal necesario para poder aligerar la pluma y versar sin compromiso.

En las siguientes historias veremos esa misma línea, Carrère intenta con mucha fortuna, desenterrar el mundo al que están condenados los poetas y narradores de esta corriente literaria, nos referimos claro está a esos poetas oscuros, los poetas malditos.

En todas las historias que encontraremos tendremos un mismo eje narrativo; la bohemia, la sensación de incomprendidos y de  fatalismo típico de Carrère. Una versión casi impecable a la verdadera vida de los poetas malditos y demás escritores, que reflejan una vida ciertamente perturbada y porque no sombría, quizás por ello todas estas historias se desarrollan durante las noches, en lugares lúgubres y faltos de vida. Porque la decadencia, para bien o para mal, los acompaña ineludiblemente.