La influencia de los poetas malditos caló en la vida de Carrère y ciertamente vemos esa influencia en sus obras. La copa de Verlaine fue escrita en 1918, obra donde podemos apreciar un
claro ejemplo del influjo de la corriente decadentista.
Se entiende por Decadentismo al grupo de escritores y
poetas, artistas y filósofos de su tiempo, cuya semilla del pensamiento
se desarrolla en Francia, a fines del siglo XIX. El argumento
principal de esta corriente fue la de golpear a la moral y a los modales de la
burguesía tradicional, bajo la tentativa de suprimir y distorsionar lo
tradicional, resaltando la individualidad heroica y sumergiéndose en las más
oscuras sensaciones de la sensibilidad humana.
La copa de Verlaine es una novela que se compone de 25
relatos, 25 pequeñas historias que cuentan y enfatizan al mismo tiempo, la vida
malsana y perturbada de los personajes a quien Emilio Carrere admiraba.
Precisamente la primera de las historias toma el nombre de la obra, La copa de
Verlaine, ahí el autor cuenta la historia de un tal Pablo Verlaine,
un viejo poeta consumido por el alcohol, un beodo con una prodigiosa pluma,
capaz de escribir cientos de poemas, pero maldecido por su horrorosa y
desafortunada forma de vivir.
En el relato, el autor intenta
explicar la poderosa solemnidad de un poeta, que aunque con una vida desordenada, de alguna
manera, era parte de su espíritu creador de poeta, podría decirse que era un
mal necesario para poder aligerar la pluma y versar sin compromiso.
En las siguientes historias
veremos esa misma línea, Carrère intenta con mucha fortuna, desenterrar el
mundo al que están condenados los poetas y narradores de esta corriente
literaria, nos referimos claro está a esos poetas oscuros, los poetas malditos.
En todas las historias que
encontraremos tendremos un mismo eje narrativo; la bohemia, la sensación de
incomprendidos y de fatalismo típico de Carrère. Una versión casi
impecable a la verdadera vida de los poetas malditos y demás escritores, que
reflejan una vida ciertamente perturbada y porque no sombría, quizás por ello
todas estas historias se desarrollan durante las noches, en lugares lúgubres y
faltos de vida. Porque la decadencia, para bien o para mal, los acompaña ineludiblemente.